Para evaluar y diagnosticar la obesidad infantil es importante tener un diagnostico en la determinación de la cantidad y proporcionalidad del tejido adiposo, y de la aplicación de un cuestionario donde se incluyan preguntas de herencia, datos de laboratorio, recuento de las actividades recreativas, físicas y un recordatorio de 24 horas. Con esta información se pueden evaluar las repercusiones en el funcionamiento del cuerpo. Para los niños la determinación de los pliegues subcutáneos son los de mayor utilidad, pero no existe estandarización por percentiles ni por desviación estándar, por lo cual no es un método utilizado por excelencia en niños.
El peso corporal, es la medida más eficaz para determinar la obesidad, la toma de la medida en niños es igual que en adultos, debe ser por la mañana después de haber evacuado y antes de desayunar, y con la menor ropa posible. La postura debe ser parado en el centro de la báscula, sin recargarse, con los brazos a los costados, viendo al frente. Para determinar la presencia de obesidad en niños, y gráficas correspondientes para su sexo y edad, las más utilizadas son las de Ramos Galván.
Por otra parte el índice de masa corporal (IMC) se utiliza como indicador nutricional, tomando en cuenta el peso, la talla y la edad. Índice de masa corporal (IMC) es el peso correspondiente para la edad, de acuerdo a la estatura y al sexo, el resultado mostrara de acuerdo del peso para la edad y peso para la talla, en nivel de obesidad en niños, que se calcula tomando el peso en kilogramos y dividiéndolo por la talla en metros, al cuadrado. IMC = Peso (kg) / Talla (mts2), y se comparan los resultados con los percentiles de las tablas correspondientes; las gráficas peso/talla para calcular el peso teórico para cada talla y así se puede cuantificar el grado de sobrepeso, la medición de los pliegues cutáneos.
Los puntos de referencia de cualquier cálculo que se utiliza para determinar el diagnóstico de obesidad deben variar, según la edad y el género. El cálculo ideal es aquella que establece una correlación razonable, adecuada que expresa la cantidad de grasa corporal como porcentaje del peso; pero para la talla, IMC.
La evaluación de un caso con respecto de la población de referencia, puede realizarse a través de tres sistemas:
a) Puntuaciones Z, que expresan el número de desviaciones estándar por arriba o por debajo de la media o mediana de referencia;
b) Percentiles, que se refieren a la ubicación de un individuo en una determinada distribución de referencia y
c) Porcentajes de la mediana, que son la expresión del indicador en porcentaje con respecto a la mediana de la población de referencia.
A partir de estos sistemas se pueden evaluar los indicadores, como son la talla para la edad, el peso para la talla y el peso para la edad.
El peso para la talla es el que en principio se utiliza para evaluar si un niño tiene sobrepeso u obesidad y tiene la ventaja de que puede ser usado sin conocerse la edad, aunque estrictamente el término obesidad debe usarse únicamente en el contexto de obesidad, pero sobre la base de una población, los casos con alto peso para la talla suelen se obesos. En el sistema de puntuaciones Z, se considera que >2z, está excedido de peso por arriba de lo normal y en general son clasificados como niños con sobrepeso u obesidad.
Por otro lado, el sistema percentil es el más comúnmente utilizado, ya que permite la ubicación del niño de manera directa y facilita su seguimiento.
Con lo que respecta al índice de masa corporal el problema que presenta en la medición del sobrepeso, es que éste describe exceso de peso corporal y el peso corporal correlaciona razonablemente con la grasa corporal, pero es también altamente correlacionado con la talla, la cual a su vez, correlaciona débilmente con la grasa corporal. Por esta razón se ha considerado que el peso ajustado para la talla (índice de masa corporal) es un índice más útil para evaluar sobrepeso y es un indicador razonable de obesidad.
Actualmente se recomienda la utilización del IMC para la evaluación de sobrepeso u obesidad en niños y se encuentran disponibles los valores de la población de referencia.
La bioimpedancia electromagnética es un método que se utiliza para conocer la composición corporal de los individuos y que se basa en que el agua corporal que contiene electrolitos, los cuales conducen la corriente eléctrica en relación a que la grasa y el tejido óseo no son buenos conductores, al aplicar una corriente de baja intensidad, se mide la conductividad relacionada en el contenido de agua y por lo tanto con el tejido magro. Y es el método más utilizado actualmente para estudiar la composición corporal, tanto en adultos como en niños.
La evaluación clínica del niño obeso debe ser médica completa e incluso psicológica, incluyéndose una historia clínica con una exploración física completa la cual debe incluir medidas antropométricas como talla o estatura, peso corporal, envergadura, índice del segmento superior del cuerpo (cabeza-pubis), y del segmento inferior (pubis-pies) así como del grosor del pliegue tricipital del brazo.
La evaluación antropométrica es la medición de las dimensiones físicas del cuerpo humano en diferentes edades y su comparación con estándares de referencia. A partir de ello, el clínico puede determinar las anormalidades en el crecimiento y desarrollo como resultado de conocer el estado nutricio de un individuo o un grupo que están en riesgo de alteraciones. Repetir estas mediciones en un niño a través del tiempo proporciona datos objetivos sobre su estado de nutrición y de salud. Para evaluar el crecimiento se necesita conocer el peso, la longitud o la estatura, la edad exacta y el sexo.
Los índices antropométricos para individuos o poblaciones pueden ser utilizados con diferentes objetivos y convertirse en indicadores para la identificación de riesgo, para intervención, evaluación de impacto sobre el estado nutricio o salud, para exclusión de ciertos tratamientos, entre ellos. Dependiendo de las circunstancias, el mismo indicador antropométrico puede estar influenciado por la nutrición o la salud, o más por una que por la otra y por consiguiente puede ser un indicador del estado de nutrición o de salud o de ambos; incluso, en algunos casos, se puede utilizar indirectamente como un indicador socioeconómico.
Es claro que el diagnóstico de sobrepeso y la obesidad en pediatría debe ser integral, de ahí que los indicadores antropométricos tienen un gran valor de tamizaje en la construcción del diagnóstico. Sin embrago, no hay que perder de vista que éstos deben complementarse con indicadores clínicos, y en ocasiones bioquímicos, pues los alcances de la antropometría no permiten establecer las causas de la obesidad y establecer un diagnóstico final completo.

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